¿Cuál es el origen del andaluz?
Oficialmente es una malformación del castellano, que comenzó en las zonas más incultas de Andalucía allá por el siglo XVII o XVIII. Es una especie de jerga, más bien un acento, que no se habla igual en toda Andalucía, por lo que, oficialmente, se le llama hablas andaluzas, no llegando ni a la categoría de dialecto. El vicedirector de la Real Academia de la Lengua Española, Gregorio Salvador, ha dicho: “Hablar de un dialecto andaluz, es de imbéciles”.
Nosotros creemos que es una lengua romance que toma como base el latín de la Bética, siendo difundida durante los años de al-Andalus por el centro-norte de la península Ibérica, principalmente por los mozárabes. Cuando al-Andalus es conquistada por el resto de territorios de la península, el andaluz, que durante ochocientos años ha sido colonizado por el árabe, lo es ahora por el castellano, curiosamente, la lengua que él ha contribuido a formar en el centro-norte de la península.
-¿Por qué hablamos así? ¿Hablamos mal?
Hablamos así, porque es nuestra forma natural de hablar. No hablamos mal, hablamos de otra manera.
-¿Cómo definiría nuestra realidad lingüística?
Recuerda que ésta España se ha formado con la unión por acuerdos, por casamientos, por alianzas, etc. entre los distintos territorios de la Península, más la conquista a sangre y fuego del territorio andaluz. Por lo tanto, la lengua de los vencedores: castellanos, catalanes, vascos, gallegos, etc. se mantiene y es respetada, la lengua del territorio invadido (igual que ocurre en Sudamérica o en Gibraltar, sin ir más lejos) desaparece o se intenta que desaparezca. Nuestra realidad es la de un pueblo conquistado.
-¿Por qué se desprecia tanto el acento andaluz fuera de Andalucía? ¿Por qué no ocurre con el gallego, por ejemplo?
Se desprecia fuera y dentro de Andalucía. Cuando un andaluz pretende quedar bien y parecer culto, imita rápidamente el acento “de Valladolid”. Fuera de Andalucía se desprecia porque es la lengua del territorio inculto, la del “gracioso”, la del gañán. Con el gallego ocurría, o se ha intentado que ocurra, pero hay dos diferencias: pertenecen al bando de los “ganadores” y ellos se han hecho respetar, sobre todo en los últimos años, cosa que no ocurre con los andaluces.
Oficialmente, el andaluz es la lengua de los chistes, y así se promueve en todas las televisiones de España, principalmente en Canal Sur.
-Dice el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid que Trinidad Jiménez sería mejor candidata para Dos Hermanas o Vélez-Málaga. ¿Se parece mucho el acento de Dos Hermanas al de Málaga?
Fíjese que este hombre contradice la doctrina oficial, ya que, oficialmente, en Málaga se habla de una manera y en Dos Hermanas de otra. Pero, en realidad en los dos sitios se habla andaluz, aunque con acentos diferentes. Probablemente un andaluz sepa distinguir al hablante nazareno del malagueño, pero el foráneo dirá que los dos son andaluces.
El querernos traer por aquí a la señora Jimenez, es más de lo mismo: cuando no se quiere algo, se echa para Andalucía. Si habla con acento andaluz, probablemente no sirva para “Madris” y haya que traerla para abajo, que lo acepta todo. Cosas de incultos de ciudad, que son los peores.
-Según la tesis de este señor, un madrileño no podría ser candidato en Andalucía, no?
Los nacionalistas españoles son muy cerrados y peores que los periféricos. Probablemente un madrileño no serviría para candidato en Andalucía porque desconoce la idiosincrasia y la realidad andaluza, pero nada más. Creo que nos gobernaría igual de mal que un andaluz. Si no me equivoco, el Sr. Griñán, presidente de la Junta, es madrileño y en Andalucía se le acepta y se le respeta.
– Existe un desconocimiento sobre el andaluz o es intencionado?
Existe un gran desconocimiento sobre todo lo andaluz. Totalmente intencionado, por supuesto. Solo se conocen cuatro tópicos: flojos, dejados, incultos, mal hablados… y el gazpacho. Además, somos muy “grasiosos”. Y del flamenco no podemos hablar, como dicen que ya es universal y no es nuestro. Y los principales desconocedores de lo andaluz, somos nosotros, los andaluces. Mire lo que decía don Blas Infante: “Cuando todos los andaluces conozcan su verdadera historia y esencia, será cuando logremos llegar a obtener el poder necesario para exigir respeto a nuestra personalidad, tan diferente de aquella que tratan de imponernos…”
– ¿Cuánto le debe el español al andaluz?
Como le decía al principio, según nuestra teoría, la lengua no fue del norte al sur, sino del sur al norte. No tiene lógica que una lengua romance como el castellano, derivada del latín, comience en un monasterio de San Millán de la Cogolla, lindando con el País Vasco, zona menos romanizada de la Península y no lo haga en un territorio como La Bética, con más siglos de romanización y con más intensidad. A menos que el monasterio de San Millán, estuviera construido y habitado por mozárabes, entonces el círculo se cierra.
En realidad, no se trata de hablar casteluz (o sea un castellano con acento andaluz) sino de descubrir que, aún ahora, con tantos siglos de aplanamiento, de adoctrinamiento, de medios de comunicación en castellano, de colegios castigando a los niños que hablan y escriben en andaluz, aún se mantengan palabras y giros lingúísticos que provienen de la lengua de aljamía.
En octubre o noviembre sacaré un libro sobre gramática y vocabulario andaluz, donde incluyo muchas palabras andaluzas, apropiadas por el castellano y muchas más que únicamente se conocen en Andalucía.
Para terminar, una anécdota: “En casa de” los catalanes le dicen “can” y el andaluz “ca”. ¿Porqué si un catalán dice “can Jordi”, es culto, habla una lengua respetada y con historia, pero si un andaluz dice “ca Paco”, se ríen de él y es un inculto? Como éste ejemplo, podría poner cientos.
Tomás Gutier (Tomás Gutiérrez Forero), nace en Andalucía, en el ecuador del siglo pasado, de padre cántabro y madre andaluza. Durante sus estudios toma conciencia de la marginación a la que Andalucía ha sido sometida y no se resigna a ello. Un grito de rebeldía interior le hace bucear en los orígenes de la identidad andaluza. A partir de ahí, abrazó la causa andalucista y la defensa de la nación andaluza. Colaborador en distintas publicaciones. Promotor, desde la Bahía de Cádiz, de medios alternativos de comunicación. Participante activo en cuantas iniciativas se crean a favor del pueblo andaluz, le gusta definirse como un andaluz de conciencia. Compagina su trabajo en empresas de tecnología con su actividad de escritor. Es miembro del Centro de Estudios Históricos de Andalucía.